Como todo gran Arte que agoniza
la poesía es un sueño que todavía reclama por los suyos
Tristán Altagracia
No es casualidad que en las más de 20 antologías de poesía chilena publicadas en los últimos años, la poesía del norte destaque por su ausencia. Iván Carrasco, considerado por sus parescomo especialista en poéticas regionales, apenas menciona a un poeta nortino en su canon. Por su parte, Walter Hoefler, en lo que fuera una apasionada disputa que encendió a poetas provincianos ávidos de mantener su status cultural, destacó la incapacidad de los poetas del norte para configurar, a diferencia de lo que ocurre en el sur, una poética que habite su espacio.Pero aunque Arturo Volantines se obstine en denunciar lo injusto de estas afirmaciones, lo cierto es que sólo alcanza a mostrar una imagen estereotipada y estrecha del gran libro que podría constituir la poesía del norte, si estuviera purgada del afán local voluntarista y sin pretensión de universalidad de sus escritores. Si habitar, como dijera Heidegger, es la meta de un construir poético que se instala en pos de la unidad de lo terreno y de lo celeste, de lo mortal y lo divino, quienquiera que se limitara a alguno de estos aspectos apenas configurará escrituras mutiladas donde el mayor obstáculo será ese yo sujeto al techo de sí, o de su espacio, o tiempo:lo representativo, lo propio, si se acaban en sí mismos, son tan redundantes y obvios como por lo mismo inútiles.
Primer poemario de Juan Santander (Copiapó, 1984), “Allí estás” tiene precisamente la valentía de abandonar la definición de su voz y lugar para dibujar una presencia inasible que sin embargo “está ahí”, entre la incorporación sutil y lograda de subjetividades que definen el espacio tiempo real de quien enuncia, pero que a la vez lo desdibujan en un amplio juego de voces que dejan siempre algo pendiente; tal vez con la propuesta implícita de que no siendo un yo único el que escribe, lo que se juega en la escritura estará siempre inacabado y por lo tanto, abierto a rehacerse en un espacio radicado en las cosas mismas pero a la vez, más allá de ellas. Si hoy en día vale tanto configurar yo poéticos que escriben desde lugares específicos, “Allí estás” destaca por mostrarnos, en la realidad de lo escrito y no mediante una conciencia metacrítica del autor cuya mano escribe el dictado de su razón teórica, que en poesía no existe una provincia adscrita a las fronteras humanas, sino una que es capaz de atravesarse a sí misma: el territorio que habita la poesía, es tan tuyo como mío y en muchos casos, mediado sólo por el silencio.
Texto extraído del blog de la revista Contrafuerte, donde también podrás encontrar tres poemas del libro.
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