30 de noviembre de 2009

Presentación de Allí estás, por Juan Manuel Silva



Allí estás, de Juan Santander


En las lides del arte verbal llamado poesía, ciertos valores cambian. Por ejemplo, que yo sea amigo del autor del volumen a comentar, pensando únicamente en la amistad, más que ser un noble sentimiento, en poesía, pareciera esconder sucias relaciones sectarias. Del mismo modo, si en nuestro mundo la falsedad, el artero carácter, son actitudes negativas, en las fértiles tierras de la literatura, son auspiciosas estrategias de representación. Vasta como la imaginación del hombre, la lista de escritores y escrituras que hacen trampa, que juegan con sus lectores y las posibilidades de lectura de cada época. Quizás un inútil romanticismo ególatra haya hecho hincapié en la genialidad que a tal práctica subyace. Por mi parte, me inclino a pensar, que del mismo modo que el sediento hunde sus manos en el agua para beberla, quien asume con serena gratitud el destino literario, deja que aquello que es la literatura pase a través suyo.

Una de las características del primer libro de Juan Santander, es la decidida negación al yo central, al sujeto que se expresa y construye su escritura como la extensión de su persona, su máscara. Los poemas del libro, por el contrario, buscan desestabilizar la univocidad de la voz, entregando una pluralidad de voces. Tonos que se construyen desde la apelación a un otro, la representación de imágenes, la expresión sentimental y de una supuesta intimidad. Al cabo, casos como el del poema que le da título al libro “Allí estás”, en el que el sujeto que habla es femenino, describiendo la entrada a la casa del amante como una ladrona o espía, dando cuenta de la ausencia de ese otro que es, en el fondo, la imagen del escritor, del poeta, siendo acechado por el objeto de su deseo, dan cuenta de un factor relevante en la posible estructura que aglutina a los poemas. Esta es, la ausencia del otro al que se quiere nombrar, sitiar u observar. El amor, presente como agente de cambio, como pulsión del descubrimiento y la nominación, digamos, la erótica de los poemas, niega de plano la existencia material del otro. En ese sentido, Allí estás configura una serie de perspectivas que no alcanzan el diálogo, pues parecieran reflejar el quiebre entre las conexiones y los vínculos que permiten o permitirían al sujeto entender e interpretar la realidad. Ya sea la naturaleza, acciones rutinarias, amada o amado, el sujeto se despliega difusamente en la relación que propone ante el mundo.

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