7 de diciembre de 2009

"Allí estás", reseña de Ernesto González Barnert

Juan Santander



Fuerzo a leer la poética implícita del poemario de Juan Santander a la luz de la de Guillermo Blest Gana. Y espero no equivocarme. Al apuntar “allí estás” como una respuesta, más exacta que vaga, clara que misteriosa a:

“Hay una poesía dulce, tierna,
melancólica, vaga y misteriosa
que nadie ha escrito, y que tal vez ninguno
podrá jamás copiar en sus estrofas.

Son cantos sin palabras, armonías
del himno universal, que el mundo entona
cuando en ocaso las postreras luces
su puesto ceden a las pardas sombras.

Vive en las luces que en ocaso expiran,
blanda murmura en las tranquilas olas,
vaga en los ayes de la brisa errante,
y en las riberas solitarias mora.

Es un canto indefinible y vago,
mezcla confusa de indecibles notas
que el alma entiende y que despierta en ella
de su ignorada patria las memorias.”

Esa poesía que apunta Blest Gana la ha logrado Juan Santander Leal (Copiapó, 1984) en este poemario esencialmente de amor. De amor como una excusa para hablar de todo lo demás también. Escrito entre la provincia y la capital, en el margen de los cuadernos de estudios, pacientemente. Hasta dar con este puñado de textos de resplandor universal. Donde se saben amadas las buenas palabras transparentes. Entallados sus contornos ardientes, grandes anhelos. Llanamente.

Así este diario enamorado, la cuidada sensibilidad con que va anudando la melopea de este libro, cuyos ecos nos parecen conocidos, pero hábil Juan Santander nos da razones, poesía, para volver a ellos, encantado, sacándole un lustre que sorprende, giros personalísimos que te vuelan la cabeza. Sus afinidades no son sus límites, cadenas. Porque más que oficio “allí estás” revela amor al oficio, a lo que no queremos olvidar, a lo que aprendimos a recordar con arte.

No somos tan distintos cuando tenemos un libro como éste en nuestras manos. Cuando imaginamos que lo lee un escolar en el recreo, que alguien apunta alguno de sus poemas y lo pone a escondidas bajo la almohada de su amada. Que un estudiante, no esta sólo, en esta ciudad haciendo sus primeras armas en los estudios superiores si tiene este libro, que le desahoga, dice mejor lo que quiere decir.

La ternura avanza con seguridad, este poemario toca el corazón, no digamos más mientras cerramos este libro como si fuéramos incapaces de cerrarlo por mucho tiempo. Vistas los recuerdos que me trajo de vuelta y tardaran un rato en irse.

Texto tomado de Letras S5.
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